miércoles, 1 de junio de 2011

IGLESIA CATÓLICA

IGLESIA CATÓLICA SU ORIGEN Y SU OBRA II PARTE

LA PRESENCIA DE LA IGLESIA CATÓLICA EN EL MUNDO ACTUAL
                                      
            La Iglesia Católica, como ya sabemos es la Institución más antigua que existe, han pasado reinos, sistemas políticos, guerras y aunque en muchas ocasiones se quería hacerla desaparecer no se ha logrado quebrantar, incluso aunque el mal ejemplo de algunos pastores la hagan tambalear se mantiene firme en estos tiempos pos-modernos.
              “Hoy, en los países democráticos, prosigue la persecución contra la Iglesia, si bien con otras formas civilizadas, pero no menos eficaces”.
       * No se trata en estos días de hacer cristianos mártires sino apóstatas.
       *No se quita la vida, sino se esfuerzan por esfumar la fe poco a poco en las personas
      * Para ello, se utilizan todos los medios, desde la educación, mediatizando los derechos de los padres a elegir el tipo de educación de sus hijos, hasta los medios de comunicación social: revistas, prensa, cine, radio, televisión, etc., que presentan como progresistas e imitables actitudes y conductas opuestas a la moral cristiana: amor libre, infidelidad conyugal, relaciones sexuales prematrimoniales, aborto, divorcio, prácticas homosexuales, agnosticismo, ateísmo, etc.
                “Saben muy bien que la corrupción de costumbres asfixia la fe”
                La historia ha enseñado a los enemigos de la Iglesia que no se puede acabar con ella a través de la persecución sangrienta, ya que provoca más seguidores y se crea nuevos mártires, por eso las nuevas técnicas de combate contra la Iglesia son estas que llevan a convertir a una nueva generación en seres sin fe y temor a la leyes divinas. Lastimosamente podemos constatar que esta técnica está funcionando, tenemos cristianos en los templos, pero ya no comulgan, reciben los sacramentos como una mera acción social y hay una gran disparidad entre vida y fe. Nos toca ahora ser cristianos mas emprendedores y luchadores y debemos formar a la nuevas generaciones para que estas conozcan y sepan vivir su fe con convicción.
                                                        
                No hay en el mundo nada más grande que la Iglesia Católica. Es una verdad que nadie puede negar. A pesar de las terribles persecuciones  que ha padecido, en los  dos mil años que lleva de existencia, siempre ha triunfado.
                No ha habido religión más perseguida, ni tampoco más victoriosa. Es que Cristo le prometió que duraría hasta el fin del mundo, y que los poderes del infierno nunca podrían vencerla. La Iglesia podrá ser combatida, pero jamás será vencida.
                La promesa de la protección de Cristo se refiere no sólo de los enemigos externos, sino también de los internos, como serian las desviaciones doctrinales.
                                                       
                   Ya desde los inicios de la misma iglesia aparecieron personajes y tendencias a desvirtuar la pureza de la fe cristiana, desde los que querían que  el cristianismo fuera una extensión más del judaísmo, el gnosticismo que quería arrancarla de su pureza,  Arrio con su herejía que negaba la Divinidad del Hijo o Nestorio que predicó en contra de la Maternidad Divina de María, la presencia e imposición del Islam en el siglo VIII quitando a la fuerza muchos territorios a los cristianos, el gran Cisma entre Oriente y Occidente que fue mas por razones políticas que doctrinales; hasta Lutero  y los reformadores protestantes, que con buenas intenciones pero usando caminos equivocados provocaron la ruptura más grande entre los cristianos. Aun así la Iglesia no ha desaparecido, ha sido apaleada, perseguida, desorientada por las herejías, utilizada por políticos, pero no ha caído en las manos de  la perdición se ha mantenido firme y esa es la Iglesia a la que pertenecemos orgullosamente.

                En el siglo XX Hitler y Stalin quisieron acabar con el catolicismo. Ellos están  en la tumba, y la Iglesia Católica sigue en pie. Lo mismo pasara con los que hoy combaten a la Iglesia en el mundo. Todos ellos irán a la tumba y la Iglesia quedara en pie, pues Cristo ha prometido que ella durará hasta el fin de los tiempos; y contra Dios no puede nadie.
                 Es  aterrador contemplar que un buen porcentaje de personas viven al margen de sus deberes religiosos. Muchísimos lo niegan con descaro; otros muchos lo olvidan.
                ¿Cuántos son los hombres que ponen a Dios en su sitio?
              ¿Cuántos son los que le aman sobre todas las cosas, como manda el primer mandamiento?
                Muchos hombres y mujeres no tienen para con Dios otra cosa que frialdad, apatía e indiferencia, incluso se llega a combatir a Dios, a declararle abiertamente la guerra. Se intenta destronarlo y arrancarlo de las inteligencias y de los corazones. Se hace burla de Él y de sus leyes. Se insulta y se blasfema.
                El que odia a Dios le niega con los labios y le confiesa con el corazón; porque lo que no existe no se puede odiar. Lenin decía que él odiaba a Dios como a un enemigo  personal.
                En Rusia, después de 70 años de comunismo ateo en el poder, “persiste la fe religiosa de millones de seres contra quienes se ha usado toda suerte de métodos para arrancársela: muerte, prisión, propaganda, educación y coacciones sociales y políticas en carreras, empleos y promociones.
                Solamente el 20% de la juventud se reconoce atea. La tercera parte de los ciudadanos de Rusia practican, en cierta medida, el cristianismo.  Incluso Stalin, que ha sido uno de los más feroces perseguidores de la idea de Dios en nuestro tiempo, no pudo evitar el que se hiciera cristiano el número uno del Kremlin, Georggi Malenkov. Y que su hija Svetlana se bautizara en 1962, a los 38 años de edad, y que dijera: “Cuando me hice mayor me di cuenta de que es triste vivir sin Dios en el corazón”. Desde 1993 es religiosa en Italia.
                En América Latina ante la confusión que causó la mezcla entre ideas comunistas y cristianas no ha logrado quitar la fe de las personas, sino que a ejemplo de hombres y mujeres que vivieron auténticamente su fe sin mezclas políticas ni comunistas podemos constatar que no hay poder humanos que pueda dar fin a la existencia de la Iglesia fundada en el mundo.