domingo, 8 de mayo de 2011

LOS FUNDAMENTOS DE LA IGLESIA

LOS FUNDAMENTOS DE LA IGLESIA

1.      Preámbulo
      2.      Definición de Iglesia

3.      Origen y fundación de la Iglesia
4.      Misión de la Iglesia
5.      Características sobre la Iglesia
6.      Miembros y diversidad


1.      Preámbulo


No sabemos a qué grupo de personas pertenezcas tú. Si eres católico y no te has acercado mucho a tu Iglesia, este puede ser un medio para que lo hagas, verás que la religión no es como muchos piensan: algo fuera del mundo, que nada tiene que ver con la vida cotidiana. Al contrario, ser cristiano significa vivir de cierta forma cada circunstancia de la vida; en el trabajo, en la escuela, en las diversiones, en las relaciones humanas, un cristiano debe notarse y con su ejemplo, debe impregnar su entorno con los valores evangélicos, que son: la justicia, la paz, la verdad y el amor.  Si cada cristiano viviera como tal, este mundo sería diferente.Si perteneces a cualquier otra Iglesia, no está de más que te asomes a conocer un poco del catolicismo, para que juzgues por ti mismo y tal vez puedas valorar lo que hay en otros credos distintos al tuyo.
Si no eres creyente, es posible que te resulte interesante conocer lo que pensamos quienes creemos en Dios, a cerca de muchos conceptos de la vida del hombre. Conocer siempre aumenta la cultura, así es que no te estorbará enterarte de la doctrina que un hombre llamado Jesús, hace dos mil años, allá por Medio Oriente, enseñó a un grupo de doce personas que se atrevieron a emprender una aventura llamada Iglesia, que perdura hasta nuestros días y ha dado sentido a la vida de muchos hombres y mujeres del mundo.
              Primero que nada, debes ubicar a la Iglesia Católica como "Cristiana", somos la Iglesia fundada por Cristo hace dos mil años, por tanto, somos ante todo Cristianos, es decir, seguidores de Cristo. Decir Iglesia Católica, se refiere a la denominación de nuestra Iglesia: "católico" significa "universal", o sea que la Iglesia que Cristo fundó es para todos los hombres de todas las naciones y de todos los tiempos.


Del libro Para Salvarte de Jorge Loring  pags. 201 y 202

La Iglesia Católica ha sido fundada por Jesucristo para la salvación de toda la humanidad. Cristo fundó su Iglesia para que continuara su misión salvadora en la Tierra hasta el fin del mundo. La hizo depositaria de toda su doctrina y de los demás medios de salvación que quiso dar a los hombres.
La  perpetuidad  de la Iglesia Católica puede considerarse como un auténtico milagro. Podría decirse que es un milagro que un pobre aldeano, como era Jesucristo, sin más ayuda humana que doce pescadores ignorantes, y sin armas de ninguna clase, transformara un imperio tan poderoso
y la pureza de costumbres.
Hoy terminada la persecución sangrienta como el Imperio Romano, derribara sus ídolos falsos, acabara con sus costumbres y con sus vicios, y lo hiciera caer de rodillas adorando un judío ajusticiado en un patíbulo.
El Imperio Romano ha sido el imperio más poderoso que ha conocido  la Historia. El dominio universal de Roma duró 1.200 años.
Pues bien, en el momento cumbre de su poderío, no sólo no pudo evitar que se extendiera el cristianismo, sino que a pesar de sus diez sangrientas persecuciones –que duraron, con altibajos, 249 años y en las que murieron más de 100.000 hombres mártires- había el cristianismo adquirida tanta fuerza que el Edicto  de Milán (febrero del año 313), el paganismo dejó de ser la religión oficial del Imperio Romano y se  concedió la paz a la Iglesia.
Más tarde, el emperador Teodosio el Grande, español de nacimiento, en el 380 constituyó el cristianismo en religión oficial del Imperio Romano. Y esto predicando una doctrina completamente opuesta a las pasiones humanas. La Iglesia Católica predica el perdón, el desprendimiento de los bienes materiales del comunismo, la hostilidad persiste por parte de ciertas mayorías parlamentarias y de muchos medios de comunicación que, a través de algunas leyes, de la prensa, del arte y de las pantallas de todo tamaño, inculcan a las multitudes cristianas y no cristianas criterios, valores y conductas diariamente opuestas a las enseñanzas seculares de la Iglesia, y ésta, inexplicablemente, sobrevive, se purifica y se expande hoy como ayer.
Hoy, en los países democráticos, prosigue la persecución, si bien con otras formas más civilizadas, pero menos eficaces.
1.      No se trata de crear mártires, sino apóstatas.
2.      No de quitar la vida, sino de esfumar poco a poco la fe.
3.      Para ello utilizan todos los medios, desde la educación, mediatizando  los derechos de los padres a elegir el tipo de educación de sus hijos, hasta los medios de comunicación social: revistas, prensa, cine, radio, televisión, etc., que presentan como progresistas e imitables actitudes y conductas opuestas a la moral cristiana: amor libre, infidelidad conyugal, relaciones sexuales prematrimoniales, aborto, divorcio, homosexualidad, agnosticismo, ateísmo, etc.
4.      Saben muy bien que la corrupción de costumbres asfixia la fe.

Con razón León XIII llama a la Iglesia, en su encíclica Inescrutabili, “Madre de la Civilización” pues no hay ninguna institución en el mundo, en el campo de la cultura que merezca  tanta gratitud de la Humanidad como la Iglesia Católica. 


2.      DEFINICION DE IGLESIA


Del CIC #751 y 752

Los nombres y la Imágenes de la Iglesia

La palabra “Iglesia” [“ekklesia”, del griego “ek-kalein”-llamar fuera”] significa “convocación”. Designa asambleas del pueblo (cf. Hch 19,39), en general de carácter religioso. Es el término frecuentemente utilizando en el texto griego del Antiguo Testamento para designar la asamblea del pueblo elegido en la presencia de Dios, sobre todo cuando se trata de la asamblea del Sinaí, en donde Israel recibió la Ley y fue constituido por Dios como su pueblo santo (cf. Ex 19). Dándose a sí misma el nombre de “Iglesia”, la primera comunidad de los que creían en Cristo se reconoce heredera de aquella asamblea. En ella, Dios “convoca” a su Pueblo desde todos los confines de la tierra. El término “Kiriaké”, del que se deriva las palabras “churk” en ingles, y “kirche” en alemán, significa “la que pertenece al Señor”.
En el lenguaje cristiano, la palabra “Iglesia” designa no sólo la asamblea litúrgica (cf. 1 Co 11, 18; 14, 19.28.34.35), sino también la comunidad local ( 1 Co 1, 2; 16, 1) o toda la comunidad universal de los creyentes (cf. 1 Co 1, 9; Gal 1, 13; Flp 3, 6).
Estas tres significaciones son inseparables de hecho. La “Iglesia” es el pueblo que Dios reúne en el mundo entero. La Iglesia de Dios existe en las comunidades locales y se realiza como asamblea litúrgica, sobre todo eucarística. La Iglesia vive de la Palabra y del Cuerpo de Cristo y de esta manera viene a ser ella misma Cuerpo de Cristo.


La Iglesia es el Pueblo que Dios reúne en el mundo entero.
           La Iglesia, Pueblo de Dios, tiene como identidad, la dignidad de los hijos de Dios en cuyos corazones habita el Espíritu Santo; Como ley, el mandamiento nuevo de amar como el mismo Cristo nos ha amado; como misión, acoger la salvación y llevarla a los hombres y como destino, el Reino definitivo de Dios, del que ya es germen.


3.      ORIGEN, FUNDACION Y MISIÓN DE LA IGLESIA

Del CIC #760,

            La Iglesia, prefigurada desde el origen del mundo

            “El mundo fue creado en orden a la Iglesia”, decían los cristianos de los primeros tiempos (Hermas, vis. 2, 4 1; cf. Arístides, apo. 16, 6; Justino, apol. 2,7) Dios creó el mundo en orden a la comunión en su vida divina, “comunión” que se realiza mediante la “convocación” de los hombres en Cristo, y esta “convocación” es la Iglesia. La Iglesia es la finalidad de todas las cosas (cf. San Epifanio, haer, 1, 1, 5), e incluso las vicisitudes dolorosas como la caída de los ángeles y el pecado del hombre, no fueron permitidas por Dios más que como ocasión y medio de desplegar toda la fuerza de su brazo, toda la medida del amor que quería dar al mundo:
           
            Así como la voluntad de Dios es un acto y se llama mundo, así su intención es la salvación de los hombres y se llama Iglesia (Clemente de Ajel. Paed. 1,6)
           
            La Iglesia, instituida por Cristo Jesús

            Corresponde al Hijo realizar el plan de Salvación de su Padre, en la plenitud de los tiempos; ése es el motivo de su “misión” (cf. LG; AG 3). “El Señor Jesús comenzó si Iglesia con el anuncio de la Buena Noticia, es decir, de la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las Escrituras” (LG 5). Para cumplir la voluntad del Padre, Cristo inauguró el Reino de los cielos en la  tierra. La Iglesia es el Reino de Cristo “presente ya en misterio”.

La Iglesia comienza desde los cimientos mismos que son los apóstoles.


  "Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro, o sea 'Piedra' y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia que los poderes del Infierno no podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en el cielo, y lo que desates en la tierra será desatado en los cielos". Mt 16, 18-19


                 La Iglesia ha sido prefigurada ya desde el origen del mundo y preparada maravillosamente en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza, se constituyó en los últimos tiempos, se manifestó por la efusión del Espíritu y llegará gloriosamente a su plenitud al final de los siglos.
El Señor Jesús comenzó su Iglesia con el anuncio de la Buena Nueva, es decir, de la llegada del Reino de Dios prometido desde hacía siglos en las Escrituras. La Iglesia es el Reino de Cristo, presente ya en misterio.
             El Señor Jesús dotó a su comunidad de una estructura que permanecerá hasta la consumación del Reino. Los Doce, con Pedro a su Cabeza, (Cf. Mc 3,14-15) y los otros discípulos participan en la misión de Cristo, en su poder, y también en su suerte.
La Iglesia ha nacido principalmente del don total de Cristo. El Concilio nos dice que: "El agua y la sangre que brotan del costado abierto de Jesús crucificado son signo de este comienzo y crecimiento"(Vaticano II, LG 3). Del costado de Cristo dormido en la cruz nació el sacramento admirable de toda la Iglesia.


4.      MISION DE LA IGLESIA


           
Cuando el Hijo terminó la obra que el Padre le encargó realizar en la Tierra, fue enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés para que santificara continuamente a la Iglesia. La Iglesia es por su misma naturaleza, misionera enviada por Cristo a todas las naciones para hacer de ellas discípulos suyos (Cf. Mt 28,19-20)
                Para realizar su misión el Espíritu Santo la construye y dirige con diversos dones jerárquicos y carismáticos. La Iglesia recibe la misión de anunciar y establecer en todos los pueblos el Reino de Cristo y de Dios. Ella constituye el germen y el comienzo de este Reino en la Tierra.
Hasta el día que Cristo vuelva glorioso, la Iglesia avanza en su peregrinación a través de las persecuciones del mundo y de los consuelos de Dios. Aquí en el mundo, ella se sabe en exilio, lejos del Señor. (Cf. 2Cor. 5,6; LG 6).


El misterio de la Iglesia

                  
En la Sagrada Escritura encontramos muchas imágenes y figuras para revelar el Misterio de la Iglesia.
* La Iglesia es El Pueblo de Dios: La nueva asamblea que resulta de Pentecostés es el "nuevo pueblo" que nace de la Nueva Alianza realizada y sellada con la Sangre de Cristo. (Cf. 1Co 11,25). Es el Nuevo Pueblo que se hace universal; el Espíritu prometido a toda criatura.
* La Iglesia es El Cuerpo de Cristo. En este pueblo Dios nos concede participar de su Espíritu y ese mismo Espíritu es el que nos constituye místicamente en el Cuerpo de Cristo; por el Bautismo nos configura con Cristo; por la Eucaristía, somos elevados a una comunión con Él (Cf. 1Co 12,27) y entre nosotros (Rom 12,5). El Espíritu es el que nos une y forma como Cuerpo de Cristo, pero creando y manteniendo la diversidad de funciones, dones y carismas, que han de estar puestos al servicio de la unidad del propio Cuerpo de Cristo.


 
Iglesia Primitiva  

            La comunidad cristiana de los primeros años, marca la figura esencial de lo que debe ser la Iglesia, es decir, toda comunidad cristiana y se distingue por:

a. escuchar y meditar la Palabra del Señor;
b. partir el pan, misterio de muerte y resurrección de Cristo, presente en la Eucaristía;
c. vivir y estar juntos, formando un cuerpo fácilmente visible e identificable;
d. testimoniar por todas partes que Jesús ha resucitado y es el único Señor y Salvador;
e. dedicarse a los pobres y desvalidos, imitando a su Señor, que siendo rico se hizo pobre;
f. afrontando y corrigiendo con amor los problemas internos, según el Espíritu;
g. asumiendo los apóstoles la función y ministerio de pastores. .

  
5.      CARACTERISTICAS DE LA IGLESIA

              
En la Profesión de Fe -nuestro "Credo"- los cristianos hablamos de cuatro atributos inseparables de la Iglesia, que indican sus rasgos esenciales y su misión, según la voluntad de Cristo. Decimos a cerca de la Iglesia que es:
- UNA. Tiene un solo Señor, confiesa una sola fe, nace de un solo Bautismo, forma un solo cuerpo, vivificado por un solo Espíritu, orientado a una única esperanza a cuyo término se superan todas las divisiones.
- SANTA. Dios Santísimo es su autor. Cristo su Esposo, se entregó por nosotros para santificarla; el Espíritu de Santidad la vivifica, aunque esté formada por pecadores. En los santos brilla su santidad; y en María que es ya la enteramente santa.
- CATÓLICA. Quiere decir UNIVERSAL. Anuncia la totalidad de la fe, lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación; es enviada a todos los pueblos; se dirige a todos los hombres; abarca todos los tiempos; es por su propia naturaleza, misionera.
- APOSTÓLICA. Está edificada sobre sólidos cimientos: "los doce apóstoles de Cristo", es indestructible; Jesús prometió "estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt. 28,20) se mantiene infaliblemente en la verdad; Cristo la gobierna por medio de Pedro y los demás apóstoles, presentes en sus sucesores, el Papa y el Colegio Episcopal (de Obispos).

  
6.      SUS MIEMBROS

              San Pedro dice: "vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo adquirido" (1 Pe 2,9). Cristo al ser ungido por el Padre con el Espíritu Santo ha quedado constituido como Sacerdote, Profeta y Rey. Cristo ha comunicado la misma unción del Espíritu al pueblo por Él fundado, convirtiéndolo en pueblo mesiánico haciéndole partícipe de su dignidad y misión. Cada miembro de la Iglesia, por su Bautismo es convertido en:
· SACERDOTE: Es un sacerdocio común de los fieles, por el cual todos estamos llamados a la perfección de la santidad, se ejerce a través de la oración, la ofrenda de sí mismo, el testimonio que se da de Cristo. Se alimenta y se expresa en la participación de los sacramentos.
· PROFETAS: El pueblo de Dios participa del carácter y misión profética de Cristo, dando testimonio de Él con su vida de fe y de amor. Perdura en la Iglesia el testimonio de los Apóstoles que nos transmitieron lo que habían visto y oído. Para dar este testimonio, el Espíritu de la Verdad suscita y sostiene en todo el pueblo el sentido sobrenatural de la fe, con el que bajo la dirección del Magisterio Eclesial, acoge la Palabra, se adhiere indefectiblemente a la fe transmitida, la profundiza con juicio recto, la aplica a su vida y la difunde a los demás.
· REY: Cristo es Rey y Señor del Universo, porque por haber sido obediente hasta la muerte y haberse hecho servidor de todos, fue exaltado por el Padre que le sometió todas las cosas. Cristo comunicó este poder a sus discípulos para que también ellos dispusieran de una libertad soberana y vencieran el reino del pecado. Los Cristianos ejercen su realeza sirviendo a Cristo en sus hermanos, sobre todo en los más pobres y necesitados.

Unidad y diversidad

             El Pueblo de Dios es uno y único, todos sus miembros tienen la
misma dignidad, ya que todos son renacidos por el mismo Bautismo. Por eso en la Iglesia no hay diferencia por razones de raza, nacionalidad, sexo o condición social (Cf. Gal 3,28).
Sin embargo el Espíritu Santo reparte entre la única Iglesia, una diversidad de
dones y carismas que capacitan para distintos ministerios y actividades. A cada uno se le da la manifestación del        Espíritu para el bien común (1Co 12,7).
         Así, unos han recibido la gracia y misión de ser maestros, administradores de los misterios y pastores de los demás en el nombre y la autoridad de Cristo. Son los
Obispos, Presbíteros y Diáconos, son ellos a quienes conocemos como "jerarquía de la Iglesia".
           Otros, los
laicos, han sido llamados a ejercer la misión del Pueblo de Dios inmersos en el mundo para transformarlo desde dentro, como "fermento de masa".
          Otros, los
consagrados, han recibido la vocación de consagrar toda su vida al Reino de Dios, imitando los consejos evangélicos, la vida de Jesús, mediante la castidad, la pobreza y la obediencia.
              En cualquier estado de vida, el Espíritu Santo reparte además multitud de carismas especiales, personales o colectivos, para sobrevivir a las necesidades concretas del Pueblo de Dios. Éstos son dones o gracias del Espíritu Santo que tienen una utilidad eclesial, están ordenados a la edificación de la Iglesia, al bien de los hombres y las necesidades del mundo. .


           



No hay comentarios: